"Contar Cuba es complicado, la singularidad de este país es bien difícil y narrarlo es una tarea compleja. Con mucho trabajo de todos hemos logrado dar a conocer lo que pasa en Cuba. Sabemos que los medios oficiales hacen propaganda y nos toca a los periodistas independientes hacer la pincha (trabajo) en la calle».
La periodista independiente Luz Escobar (La Habana, 1977) recibió ayer la noticia de la concesión del Premio Internacional de Periodismo de EL MUNDO «en un momento que es como una lluvia fresca para mi inteligencia emocional».
En su pequeño antes que anochezca, como transmitió el escritor Reinaldo Arenas. Lluvia fresca en medio del infierno para alguien que jamás ha salido de la isla: la persecución revolucionaria contra Escobar no ha cesado en estos años, tan cruel que incluso amagó con arrebatarle a sus hijas.
«Utilizan a los hijos para amedrentarme y eso es doloroso», comenta Luz, madre de dos muchachas de 14 y 12 años. «Me gusta recalcar que soy periodista y soy madre, cosa que en este país es complicadísimo de complementar», subraya la periodista, que no sólo forma parte de la lista negra de la revolución, sino que además el régimen se lo hace saber a diario.
Los famosos segurosos (miembros de la Seguridad del Estado) han impedido, a la fuerza y en múltiples ocasiones, que la reportera saliera a la calle, sin mediar siquiera una orden judicial. Ella misma grabó un vídeo, difundido más tarde en redes sociales, en el cual el agente sostenía la prohibición «porque hay mucho Covid ahí afuera».
Pese a lo rocambolesco del asunto, no se trata de una comedia política de Tomás Gutiérrez Alea o de un vídeo del youtuberYoandi Montiel, El Gato de Cuba, condenado a dos años de cárcel por desacato o más bien por su irreverencia. Así es la Cuba real, esa misma que Luz y su periódico electrónico, llamado 14ymedio, descifran a diario para los cubanos y para el mundo. De casta le viene al galgo, dice el refrán, también en Cuba. Que se lo digan a esta reportera, una de las plumas digitales que mejor ha sabido describir la decadencia de la revolución. Un olfato casi genético, heredado de su padre, Reinaldo Escobar, pionero entre los periodistas que decidieron abandonar los medios oficialistas empeñado en contar las verdades ocultas, esas que estaban prohibidas revelar y que también forzaron al exilio español de su buen amigo, el poeta Raúl Rivero, condiscípulos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana.
Miembro del equipo fundacional de 14ymedio, el primer periódico digital hecho fundamentalmente desde Cuba que acaba de cumplir ocho años, Luz comenzó en redacción como fotógrafa y al frente de la cartelera cultural en una «labor in crescendo, porque 14ymedio ha sido una escuela».
Gracias a la brega constante, Luz comenzó a escribir crónicas, reportajes y entrevistas. En paralelo, y bajo la dirección de su creadora, la bloguera Yoani Sánchez, 14ymedio lograba imponer un sello propio de calidad, un referente en la información cubana, alejada de los discursos políticos.
Si en algo ha destacado la periodista premiada por EL MUNDO es su sensibilidad social, sin olvidar su compromiso con la libertad, gracias a los cuales ha sabido bucear en las zonas más oscuras de la revolución.
En su última crónica en 14ymedio.com, Luz narra el deterioro del 502 de la calle Industria, cercano al siniestrado Hotel Saratoga, de tal calibre que a sus habitantes les obligan a cerrar puertas y ventanas y permanecer en su interior cuando el presidente Miguel Díaz-Canel u otro jerarca revolucionario se acercan al Capitolio. «Esta ciudad se está cayendo a pedazos con sus habitantes dentro», critica Escobar.
En su hemeroteca particular también destacan las crónicas de lo que dejó a su paso el tornado que azotó Guanabacoa y Regla en 2020. O la entrevista con una mujer víctima de violencia de género, cuyo victimario es uno de los casi intocables policías de la revolución.
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